La arquitectura domótica en centros comerciales se ha convertido en un ancla integradora de las múltiples posibilidades que existen en la industria tecnológica, que contribuye al desarrollo cotidiano como la climatización, seguridad, iluminación convirtiéndolos en edificios modernos dotados de confort y facilidad de uso.
Cuando se habla de domótica en lo referente a la tecnología y cultura de cada lugar o región, están directamente relacionados, por ejemplo, en Estados Unidos se relaciona con el crecimiento económico especialmente en el ámbito industrial. En Japón tiene un sentido diferente ya que tiene que ver con el gobierno, en donde se busca que las casas sean inteligentes para la automatización de servicios. En Europa tiene que ver con el bienestar social, dirigiéndose más hacia la ecología, por ejemplo, enfocándose a la parte eléctrica (Redolfi, 2013).
Para llevar a cabo la domotización de un edificio, es importante regirse a una metodología clara y detallada, que permita controlar y conocer en todo momento lo que se está haciendo y lo que se podrá hacer en el futuro. El seguimiento de este procedimiento será de mayor complejidad que la instalación. El proceso domótico puede ser dividido en cuatro fases: preestudio, definición, instalación y entrega.
La fase de preestudio determinará qué aplicaciones ofrecer a los usuarios, así como qué tecnología y suministradores se utilizarán para satisfacerlas. Esta fase requiere un conocimiento exhaustivo del mercado. El resto de fases, pueden ser realizadas con el apoyo de herramientas de softwares.
Es notable que los espacios en donde se ha introducido los sistemas inteligentes han aumentado considerablemente, y pueden hasta resultar confusas. Los centros comerciales y edificios de oficinas dedicados a actividades financieras o bancarias han agregado valor a sus espacios llamado “ecotrónica” término utilizado en la integración de tecnología con el entorno, así como el uso de los servicios de automatización mecánica y electrónica.
La “inmótica” es una alternativa similar a la domótica en cuanto a la gestión técnica y futurista de los grandes edificios; un ejemplo de ello se enfoca en la calidad de técnicas empleadas en la iluminación y humedad de centros de obras de arte.
El equipamiento futurista de la domótica apremia a los profesionales a correlacionarse con los nuevos dispositivos, productos y servicios basados en su competitividad y su gestión remota que no requieran más que la mínima intervención humana.
Hitler Alexander Pinos Medrano
Docente de la Facultad de Arquitectura y Diseño
