Se escucha desde hace algunos años, cada vez con más insistencia, la palabra transmedia que, si bien puede parecer novedosa, en realidad nos ha acompañado durante mucho tiempo. Basta pensar en una franquicia cinematográfica como Star Wars, cuya primera película se estrenó en 1977. El relato no se quedó en el cine, traspasó las pantallas y se coló en los hogares de miles de personas en forma de cómics, juguetes, videojuegos. La historia de Luke Skywalker encontró nuevos universos narrativos.
Lo que ha ocurrido en años recientes es que este concepto de transmedia se ha sistematizado, dándole una puntualidad que, en sus inicios, se regía más por lo intuitivo que por lo formal. Carlos A. Scolari en su obra “Narrativas Transmedia. Cuando todos los medios cuentan” nos propone la siguiente definición: “cuando se hace referencia a las Narrativas Transmedia no estamos hablando de una adaptación de un lenguaje a otro (por ejemplo, del libro al cine), sino de una estrategia que va mucho más allá y desarrolla un mundo narrativo que abarca diferentes medios y lenguajes” (2013, p.21). Esta diferencia citada por Scolari es clave para entender y desarrollar propuestas, ya que lo transmedia va más allá de los formatos. El autor continúa de la siguiente manera:
De esta manera el relato se expande, aparecen nuevos personajes o situaciones que traspasan las fronteras del universo de ficción. Esta dispersión textual que encuentra en lo narrativo su hilo conductor -aunque sería más adecuado hablar de una red de personajes y situaciones que conforman un mundo- es una de las más importantes fuentes de complejidad de la cultura de masas contemporánea (2013, p.21).
Es interesante destacar la idea de dispersión textual que recoge el autor, ya que eso es exactamente lo que sucede con lo transmedia. Las ideas se multiplican y parecen perderse en un mundo infinito de posibilidades. Es nuestra responsabilidad como productores de contenido, lograr que esa dispersión tenga un hilo conductor, de manera que lo que se produzca en los diferentes medios se apoye entre sí, teniendo en cuenta cada una de las características y fortalezas de cada uno de ellos. En otras palabras, los nuevos productos que se generen a partir de una idea madre deben tener un grado de autonomía suficiente para que puedan ser entendidos por cualquier consumidor que se acerque a ellos, sin necesidad de haber visto necesariamente el producto a partir del cual se desarrolla todo el universo. Lo que también se busca con esta propuesta es lograr que los consumidores se involucren, de tal manera que cambien y se conviertan en prosumidores.
Caso Masterchef
Para entender mejor la construcción de este universo transmedia y su dispersión textual vamos a citar un ejemplo: el talent show Masterchef en su versión española. El programa que se emite en Televisión Española desde el 2013 es uno de los grandes referentes de lo que se puede lograr con lo transmedia.
Masterchef es un show en el que cocineros aficionados pasan por diferentes pruebas semanales en busca de alzarse con el título, recibir un premio en efectivo y dar impulso a su carrera gastronómica. En España, además de la versión original se realizan dos más: Masterchef Junior, donde participan niños de 8 a 12 años, y Masterchef Celebrity, en el que los concursantes son personas reconocidas del medio. En Ecuador estamos a días del estreno de la cuarta temporada.
Pero volvamos a lo que nos ocupa, el universo transmedia. El formato fue bien recibido por el público e inmediatamente se empezó a desarrollar una estrategia que hoy es digna de imitar. Lo primero que se lanzó fue la Escuela Online Masterchef (www.escuelamasterchef.com). El objetivo es claro, quienes siguen el programa pueden aprender de los propios personajes que aparecen cada semana en pantalla. Pero los usuarios más tradicionales no han quedado abandonados, Masterchef ha publicado una serie de libros de recetas para quienes prefieren algo físico, que se quede con ellos. Estos dos primeros productos cumplen con aquello de la dispersión textual, Masterchef se expande, sus productos derivados pueden ser consumidos sin ser espectador del show, aunque inevitablemente, lo uno genera interés en lo otro.
El universo transmedia siguió creciendo, con la creación del Campamento Masterchef, la apertura del Restaurante Masterchef y la línea de vinos Masterchef. Ahora el público no solo tiene acceso a productos, sino que también puede compartir experiencias del mundo del talent. Todo esto sin olvidar, por supuesto, sus redes sociales y sitio web oficiales.
Como vemos, las oportunidades son infinitas. El universo transmedia está ahí a nuestra disposición para crear y generar nuevas experiencias. El mundo del marketing y la comunicación tienen todo para explorarlo y explotarlo. Con el desarrollo del internet y las redes sociales, estamos en el mejor momento para hacerlo. Solo hace falta planificación y creatividad.
Referencias
Scolari, C., 2013. Narrativas Transmedia. Cuando todos los medios cuentan. Barcelona: Deusto.
Ferri, E. (25 octubre 2018) Masterchef y su contenido transmedia. Transmediática. Blog sobre transmedia en televisión. https://transmediatica.wordpress.com/2018/10/25/masterchef-y-su-contenido-transmedia/
Pablo Velázquez V.