Por César Vélez Del Hierro
Se respiran otros aires. En mi mente, la canción de Alejandro Lerner da vueltas, pienso en aquella Argentina de los noventas y en Maradona, el ídolo al que Lerner le escribió esta canción que es un himno a la resiliencia. Y pienso en Ecuador, en sus paisajes vírgenes y su gente cálida, en esa capacidad que tenemos los ecuatorianos de reinventarnos, de encontrar una forma, un camino. A la industria del turismo esta pandemia la sacudió hasta dejarnos atónitos, pero esta no es la primera crisis y sobre la espalda de los que formamos esta industria está la recuperación económica, social, cultural e incluso educativa. Por esta razón, los profesionales y académicos debemos cuestionarnos: ¿por dónde volvemos a empezar?
La respuesta la expresó el escritor Miguel de Unamuno cuando dijo: “el verdadero progreso consiste en renovarse”; frase que luego dio paso a la expresión popular “renovarse o morir”. Quizás la solución esté por allí.
Hoy el mayor reto del sector está en definir cómo se reinventará. Lo dijo Andrés Oppenheimer en su libro Crear o morir (2014): “la innovación y la creatividad serán los pilares para el progreso”; por ello, en turismo es esencial la implementación de nuevas tecnologías que ayuden a las organizaciones y destinos a entender mejor la situación.
En la actualidad, son indispensables los sistemas de inteligencia turística y el big data, herramientas que permiten la identificación de nuevos mercados, la creación de diferentes canales de distribución, el monitoreo de tendencias, la especialización de productos y la generación de datos para la toma acertada de decisiones.
Es clave considerar en esta reinvención del turismo a la inteligencia artificial y la realidad virtual, tecnologías que no han sido aprovechadas en toda su magnitud por la industria y cuyo uso se traduciría en una enorme mejora en la experiencia de los usuarios, así como mayor competitividad y sostenibilidad. Muchos países en el mundo ya se encuentran a bordo de este proceso de reinvención, otros todavía no.
Mirando casa dentro, es clave recordar la historia para no cometer los mismos errores. En nuestro país, el gobierno formalizó una cartera de Estado para el turismo el 10 de agosto de 1992, fecha por demás importante para los ecuatorianos. Nació bajo el nombre de Ministerio de Información y Turismo. A partir de allí, 18 ministros han transitado por sus oficinas, algo así como un ministro cada año y medio. Eso sí, este ente ha sido muy cuidadoso con la equidad de género, 9 mujeres y 9 hombres han dirigido la institución, tema quizás curioso; sin embargo, la mayoría con un factor común realmente preocupante: sin estudios formales en el área.
Esto ha generado diversos problemas de fondo para el país, solo por mencionar algunos: que Ecuador tenga una ley de turismo obsoleta, que no se tomen decisiones técnicas acorde a los tiempos, que exista escasa inversión extranjera en el sector, que haya poca sostenibilidad en los proyectos, que el número de visitantes internacionales se estanque en los últimos años, y tal vez, el más grave de todos, la falta de la tan esperada profesionalización. Todo ello se vio reflejado en el Índice de Competitividad de Viajes y Turismo (2019) desarrollado por el Foro Económico Mundial, donde Ecuador ocupó el puesto 70 de 140 países evaluados.
En nuestro país, el turismo apremia cambios estructurales, más allá de la diversificación de la oferta, mejora de la conectividad, capacitación al talento humano e impulso a la promoción turística, ejes sin duda alguna esenciales, pero que deben ser potenciados con componentes como la transformación digital, la innovación, la sostenibilidad y el uso de nuevas tecnologías, caso contrario llegaremos tarde a tomar el tren de la reinvención, o en el peor de los escenarios, nunca lo abordaremos.
Hoy con nuevas autoridades en el Ministerio de Turismo, el sector abraza la oportunidad histórica para dejar de pensar en chico y pasar a soñar en grande, de crear nuevos estándares, de ya no buscar responsables sino brindar soluciones, en fin, de dejar el pasado atrás y mirar hacia un nuevo horizonte, donde realmente juntos podamos volver a escribir páginas doradas en la historia nacional. Todos lo deseamos fervientemente. En Ecuador existe el recurso humano para lograrlo, es cuestión de visión y decisión.
Anhelo la esperanza del día nuevo que cantaba Lerner, lo deseo para nuestro país en todos sus sectores. Nos lo merecemos. Los hijos de nuestros hijos también.
Lecturas recomendadas
Fundación Orange. (2016). La transformación digital en el sector turístico. Madrid: Editorial Evoca.
Morales, M. y León, A. (2013). Adiós a los mitos de la innovación: Una guía práctica para innovar en América Latina. Editorial Innovare.
Oppenheimer, A. (2014). ¡Crear o morir! Cómo reinventarnos y progresar en la era de la innovación. Editorial Debate.
World Economic Forum. (2019). The Travel & Tourism Competitiveness Report 2019. Ginebra: World Economic Forum.