Las matemáticas forman parte de la vida cotidiana, razón por la cual es importante que el estudiante universitario de Educación Inicial adquiera los conocimientos teórico-prácticos necesarios que le permitan asumir el reto de apoyar a los niños en ese proceso de construcción del aprendizaje lógico-matemático de una forma agradable y significativa, apoyándose de una literatura que se ha ido fortaleciendo a lo largo del tiempo con las diversas investigaciones científicas en el área de la Educación.
Por ello, parte del currículo académico de esta carrera se centra en el aprestamiento a las matemáticas, cuyos contenidos orientarán la didáctica de los futuros profesores con relación a los procesos lógicos —seriación, clasificación, número— e infralógicos —espacio y tiempo—, teniendo en cuenta una gran variedad de situaciones lúdicas y orientaciones didácticas que les permitirán a los estudiantes generar aprendizajes significativos.
En dichos contenidos se hace énfasis en que las primeras nociones matemáticas se forman desde los primeros años de vida, y en que el conjunto de actividades destinadas a desarrollar las funciones y esquemas de pensamiento necesarias para el aprendizaje numérico, lógico y operatorio se conoce como aprestamiento matemático, que, ajustándose a las necesidades e intereses de los niños, permite consolidar dichas nociones.
Por eso, es importante que en la escuela se le permita al niño explorar su realidad y se lo ayude a comprenderla y a modificarla, por lo cual el profesor deberá estar preparado para ofrecer un conjunto de diferentes actividades que den lugar a nuevas experiencias que les permitan a los niños construir los procesos lógico-matemáticos.
Sin embargo, para consolidar las estructuras de razonamiento lógico-matemático del niño, este necesita oportunidades para aprender por sí mismo con la ayuda de un adulto que lo guíe a utilizar sus sentidos para observar el entorno y manipular y experimentar acciones con los objetos para crear esquemas mentales a partir de la vida cotidiana, utilizando materiales específicos y juegos diseñados didácticamente, los cuales deben plantear problemas que requieran de soluciones lógicas que promuevan conflictos cognitivos —de forma individual— y sociocognitivos —de forma grupal—.
Pero, además, también es necesario tener en cuenta que para que la actividad de una persona pueda denominarse como matemática, es necesario que la experiencia haya implicado y puesto en funcionamiento su pensamiento lógico; es decir, esto implica el razonamiento por parte del niño, y es ahí cuando los profesores deben ofrecer todas las oportunidades necesarias, actuando como mediadores conscientes del proceso de aprendizaje.
Desde luego, para lograr buenos resultados, es necesario profundizar en todos los aspectos teóricos que ofrecen los diversos enfoques, investigaciones y teorías en el campo de las matemáticas, así como conocer toda la gama de oportunidades que existen a partir de los juegos, canciones, cuentos, dramatizaciones y otras actividades didácticas que faciliten ese proceso de construcción matemático.
Aquellos recursos resultan de gran ayuda, ya que, si bien al inicio los números pueden resultar un tanto abstractos, estos cobran mayor significado cuando se van aprendiendo directamente a través de situaciones de la vida real, convirtiéndolos en un constructo significativo para los niños por formar parte de su contexto; y es allí donde el futuro profesor tiene la responsabilidad de convertir las matemáticas en algo agradable y útil para todos los infantes.
Así que, desde una visión constructivista, los estudiantes de Educación Inicial podrán disfrutar y apropiarse de toda una gama de conocimientos tanto teóricos como prácticos, que harán de las matemáticas un recorrido didáctico placentero para los niños, quienes irán apropiándose de las herramientas necesarias para poder resolver situaciones numéricas y de lógica presentes en la vida cotidiana.
Jenny Quiroz Villacís
Docente de la carrera de Educación Inicial
