Para conocer el conflicto es necesario partir de la paz y de la guerra. Cuando los dos términos utópicos se enfrentan, la teoría los define como consecuentes. En un conflicto (guerra) nos enfrentamos a una disputa entre dos partes, una de ellas tiene que ganar y la otra tiene que perder; sin embargo la escena nubla la objetividad, ignorando los altos costes que la guerra tiene sobre, vidas humanas, migración, hambre, niñas y niños, entre otros.
Sin embargo a la hora de invertir en la paz o la guerra, Johan Galtung, en una de sus conferencias relata una de sus experiencias, “…Estamos en la Guerra fría, estamos en el año 67, yo he hecho una investigación pagado por el Consejo Europeo, muy mal pagado (sonríe), pero realmente para la paz hay muy pocos que quieren pagar algo, para la guerra sumas infinitas, para nuevos instrumentos de tortura, de matar a gente, no hay ningún límite”.
Con este análisis, los invito a considerar que los verdaderos costes de la guerra son invisibles y opacados por la euforia de un ganador; así como la inversión para la guerra es enorme, para la paz, muy poco.
La paz debe primar en nuestras mentes y reflejar en nuestras vidas, otorgarle la importancia que merece, recordar los valores de empatía, respeto y solidaridad y recordar que hoy son otros, mañana podemos ser nosotros.
Sara Mantilla
Docente y mediadora del Centro de Arbitraje y Mediación UEES