La post verdad, en medio de la democracia, una nueva forma de mentir

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Por: Gretta Córdova A.

Los vemos caminando por las calles, conversando con la gente sencilla de sectores rurales, recibiendo propuestas de diferentes grupos sociales, saludando y escuchando con mucha empatía, dando discursos y las imágenes junto a esta historia se repiten en todo el mundo, con más o menos elementos, pero el patrón es el mismo. ¿A quiénes me refiero? Creo que es fácil identificar a los políticos en campaña y mencionar parte del trabajo que realizan en territorio, es decir, a través de sus recorridos constantes.

Ahora bien, si trasladamos su labor al siglo XI debemos agregar varios elementos como la multiplicación de mensajes en redes sociales como Youtube, Facebook, Instagram, Twitter; sumado a mensajería instantánea como whatsapp, messenger, telegram, entre otros. Una forma de ganar audiencia es atraer a los jóvenes quienes, con sus equipos tecnológicos y tan solo con un clic, tienen acceso al mundo entero. 

Las formas tradicionales de periodismo pierden peso ante estos nuevos canales de comunicación. Los medios tienen una participación especial, asociada a la proliferación de los digitales, porque su público cada día crece y se convierte en un jurado muy riguroso que podría marcar la diferencia entre seguir en el proceso comunicativo o detenerse en el mismo.

Todo esto tiene relación con dos términos empleados en nuestro medio. El primero, oficialmente fue incluido en el Diccionario Oxford en 2016: “Post Truth” o Post Verdad”, declarada también como palabra del año debido al incremento en su uso en dos escenarios mundiales como el referéndum británico sobre la Unión Europea y las elecciones presidenciales de Donald Trump en Estados Unidos. 

Para varios autores de libros, comunicadores y periodistas como Matthew d´Ancona y James Balls, ambos británicos, creadores de los libros Post-Truth: The New War on Truth and How to Fight Back (2017) y Post-Truth: How Bullshit Conquered the World (2017) , señalan en sus publicaciones que la era de la post verdad tiene un antes y un después, que nació en un momento muy concreto, en el año 2016 donde como ya se ha dicho antes, no solo Reino Unido dijo sí al Brexit, Trump utilizó las malas prácticas de la empresa Cambridge Analytica consiguiendo el manejo virtual de una enorme base de datos junto a diferentes estrategias que lo llevaron a la presidencia de Norteamérica, el rechazo a las reformas planteadas por el ex ministro italiano Matteo Renzi, entre las noticias más destacadas.

Podríamos armar un rompecabezas y encontrar una relación cercana entre fake news, informaciones falsas o falsas noticias y las redes sociales; sin embargo, sería ingenuo de nuestra parte creer que no existe un engranaje preparado, una infraestructura propagandística, mediática, política y viral que ha devaluado la verdad para dejarla al servicio y beneficio de intereses propios.

La Real Academia de la Lengua Española describe a post – verdad como la “distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”.

Este término se hizo habitual en los análisis políticos donde la verdad no llega a ser una prioridad sino algo irrelevante, indeseable y hasta podría considerarse en no rentable, porque los números están presentes para generar ganancias.

El segundo término con el que estamos familiarizados es “democracia” pero, ¿sabemos exactamente qué significa para una nación? ¿Entendemos el concepto a tal punto que la podamos ver como algo justo y conveniente? El pensamiento político de Robert Dahl (1991) en su teoría pluralista sobre la democracia, planteaba que el pueblo es la única autoridad legítima para gobernar. Mientras que dos pensadores occidentales como Platón y Aristóteles, visualizaban la democracia como un gobierno de ignorantes  e incapaces, donde imperan los pobres y desvalidos. Podríamos decir que en la democracia tiene una participación esencial la sociedad, que adopta decisiones políticas en la que los individuos adquieren el poder de decidir por medio de una lucha competitiva por el voto del pueblo (Schumpeter, J. 1942)

Como individuos, que estamos en constante evolución y en un proceso permanente de comunicar lo que hacemos y lo que decimos, de recibir información y esparcirla como algo imperativo, llegando sin darnos cuenta, a la teoría de los peers o “pares” que describe el rol de los prosumidores quienes ya no están limitados a simplemente ser receptores de la información, sino también que pueden convertirse en emisores. Los peers funcionan en el ecosistema de internet, aquí se emplean recursos para diferentes fines y que, en ocasiones, se pueden mantener anónimos. Pero si la intención es ser visible, entonces las manifestaciones se traducen en distintas maneras como un blog, un comentario, un twit o una compra en redes sociales (Alonso y Arébalos, 2010). Los peers y los medios de comunicación, ya sean estos tradicionales o digitales, tienen una estrategia de retroalimentación y es en este punto en el que se decide si esta retroalimentación se direcciona a compartir desmedidamente, sin contrastar ni verificar noticias políticas o son pocos los que deciden mantener la línea de la prudencia antes de inundar el mar de emociones en el que nos envuelven y al que nos lleva la post verdad.

Gregorio Cano Figueroa, en el Diario Clarín, noviembre de 2016, va directo a definir a la post verdad como un fenómeno en el que “los hechos objetivos son menos influyentes en la formación de la opinión pública que la apelación a la emoción y a la creencia popular”. ¿Y si pensamos que tiene razón? Concluimos que nos dejamos deslumbrar y cautivar por discursos y propaganda bien elaborada, que altera nuestros sentidos y atrae nuestras emociones, dejando de lado la verificación y el análisis de los hechos, dando paso a la desinformación, convirtiendo a la post verdad en un elemento inmerso en nuestra sociedad que pide democracia pero se esfuerza en destruirla, que quiere la verdad pero la convierte en una nueva forma de mentir. La buena noticia es que este fenómeno ha sido identificado, y a nivel mundial, los escenarios políticos futuros serán distintos.

BIBLIOGRAFÍA / FUENTES CONSULTADAS

  • Miranda Delgado, R. (2017). La Democracia: cuatro elementos para un concepto. Revista en línea el Grupo de Investigación de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas.
https://www.researchgate.net/publication/328094658_La_democracia_cuatro_elementos_para_un_concepto
  • Fuller, S. (2018). Post-Truth: Knowledge As a Power Game. London, UK: Anthem Press.
https://www.researchgate.net/publication/328895079_Review_of_Steve_Fuller_2018_PostTruth_Knowledge_as_a_Power_Game_London_Anthem_207_pp_ISBN_13_978-1-78308-694-8_Pbk

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