Por Sebastián Cárdenas
Es interesante conocer lo que ya nos decía Bhagwati acerca del libre comercio y es que en los últimos dos siglos han intentado comprobar que el libre comercio no es la mejor opción pero desde un punto de vista teórico no existe mejor política que el libre comercio ya que cuando existen fallos de mercado que provocan que el proteccionismo aumente la eficiencia, siempre resulta más beneficioso en términos de bienestar solucionar el fallo de mercado primero para liberalizar el comercio posteriormente.
Situación que todavía al día de hoy se sigue discutiendo a nivel mundial y en nuestro país no es la excepción. Hemos vivido en estos últimos 40 años de vuelta a la democracia un vaivén de situaciones inherentes a nuestra política comercial y que considero no ha tenido un norte claro que nos haya permitido trazar un proceso de desarrollo en materia comercial.
El inicio del nuevo gobierno nos plantea “más Ecuador en el mundo y más mundo en el Ecuador” podrá ser un slogan que nos lleve a mejores días desde una perspectiva de más crecimiento y desarrollo?.
Todo es posible, pero hay que dejar claros algunos hechos. Nuestra política comercial desde el año 2007 tomó un rumbo de aires proteccionistas donde volvimos a vivir una sustitución de importaciones con otro nombre, el del cambio de la matriz productiva, suena bien, pero cuales fueron los detonantes de su poca practicidad.
Quisimos convertir al Ecuador en un productor de bienes de capital a ultranza, además de detener la importación eficiente de materia prima y bienes de consumo, a un costo muy alto y es el de limitar al consumidor a pocas opciones cuando es el que a través de su demanda dinamiza la economía. Se aplicó la famosa teoría de la industria incipiente perdiendo competitividad en nuestras empresas a expensas de ganar terreno en el cambio de matriz tratando de cubrir las brechas de productos que no podían ingresar por la protección aplicada, y no es que esté mal dar a las empresas nacionales oportunidades para que crezcan y mejoren su producción sino que con un ambiente de no tener competencia se generó asimetrías en los comportamientos del consumidor.
Cuando se tuvo la oportunidad de ingresar al proceso de acuerdo comercial con la Unión Europea en el año 2009 se lo desestimó por estar con un flujo de ingresos que no permitían ver la situación de globalización que necesitaba el Ecuador y no es sino hasta el año 2014 en que se planteó esta posibilidad al ver que las finanzas nacionales volvían a su realidad.
Quizá decir que el libre comercio es la panacea puede llegar a ser utópico pero el saber que podemos tener una población con mayores opciones de consumo, el poder tener libertad de elección y que las empresas entren en un proceso de mayor eficiencia al tener que competir nos hace una mejor sociedad. Es claro también enfatizar que este giro de timón que nos propone el nuevo gobierno a insertarnos en el mundo conlleva otros ajustes para que la economía acompase esta nueva política comercial que va desde lo fiscal hasta lo arancelario, puesto que el Ecuador ante este nuevo costo de oportunidad que es tener mayor libertad nos hace responsables de generar las condiciones que no permitan tener las diferencias del pasado.
Por tal motivo la política comercial de libre comercio debe ser aplicada con una práctica integral de la economía en su conjunto, buscando intercambios más dinámicos, siendo más eficientes, mejorando las diferencias en el mercado y plantear un modelo de competitividad totalmente estructurado a base a nuestras exportaciones para fortalecerlas y proyectarnos a largo plazo logrando más divisas y una mejor economía para nuestro país.
Bibliografía
Daniels, Radebaugh, & Sullivan. (2013). Negocios Internacionales Ambientes y Operaciones. Pearson.
Steinberg, F. (2006). La economía política del proteccionismo. ECONOMIC ANALYSIS.