Por Gladys Lindao
Desde la concepción de la vida, el ser humano pasa por procesos que van formando la personalidad, actitudes y aptitudes; uno de los más importantes es la educación, que proporciona herramientas y conocimientos válidos para ser aplicados en el día a día.
La primera infancia es una etapa crucial para el ser humano. Es el lapso de tiempo que permite formar y desarrollar las habilidades y destrezas para crear los aprendizajes posteriores; y es que el papel protagónico que tiene la educación se fundamenta en la formación, funcionalidad y estructuración del cerebro.
Es importante explicar que después de los 3 primeros años de vida del niño, la segunda infancia —de 3 a 6 años— es la etapa que abre campo al interés personal, porque se desarrollan y fortalecen las áreas física, cognitiva, social y de la personalidad.
Entonces, surgen los cuestionamientos: ¿qué tan importante es educación inicial?, ¿por qué todavía no convence la educación inicial?, dando miles de respuestas que quizás no terminan de convencer a la sociedad. Analizando los posibles factores que impiden el desarrollo óptimo de la educación inicial, se podrá conseguir y alcanzar el objetivo trazado.
Corresponde al Ministerio de Educación impulsar los planes de estudio y trabajo del preescolar, así como motivar y capacitar a los docentes, ya que estos deben ser capaces de despertar en los niños el interés por aprender, indagar y cuestionar.
También hay que tener en cuenta que un educador inicial debe gozar de buena salud física y mental para poder enfrentar las actividades diarias, ser seguro de sí mismo y poseer habilidades interpersonales que le permitan alimentar su estabilidad emocional.
El docente debe ser empático con el niño y comprender, desde su punto de vista, cómo se siente frente a alguna situación. Debe también respetar la iniciativa y ritmo de aprendizaje de cada infante, desarrollando a plenitud sus potencialidades. Sin las características antes mencionadas, el proceso de enseñanza-aprendizaje no se cumple, generando deficiencias en la educación inicial, las cuales no permitirán cumplir con los procesos ni con el compromiso de aplicar metodologías y estrategias enfocadas en desarrollar las habilidades básicas comunicativas, prematemáticas, sociales, científicas y artísticas del niño.
Es importante, además, señalar la importancia de la vocación y el deseo de enseñar y construir una sociedad. También, la educación necesita profesionales comprometidos con la investigación y que busquen constantemente la actualización de conocimientos.
En esta recopilación de factores y actores que participan activamente en el proceso de la educación inicial, es necesario nombrar al otro pilar fundamental del triángulo educativo: los padres de familia. Ellos son el respaldo y continuidad del proceso diario de aprendizaje del niño.
Es necesario hacer conciencia de que el trabajo en equipo docentes-padres de familia conlleva al resultado óptimo en el bienestar integral de la niñez.
Cabe recalcar, además, que a este equipo de trabajo se suman las autoridades de las unidades educativas, quienes tienen que velar constantemente por el cumplimiento a cabalidad del currículo y la estabilidad emocional del personal docente.
Por lo tanto, para potenciar la educación inicial, es fundamental tener en cuenta al docente y a los demás actores, ya que solo así la educación inicial comenzará a tener el valor y la importancia para un impulso preliminar en el desarrollo de la sociedad.
La educación inicial prepara al ser humano para tomar decisiones a través de un razonamiento lógico, dando como resultado soluciones válidas, las mismas que pueden ser acertadas, e incluso equivocadas, que sirven para experimentar y apropiar el aprendizaje que dejan.
Es el momento de darle el valor total a la educación inicial, que desarrolla las nociones básicas para la comprensión y el razonamiento, dando paso a una sociedad libre y ávida de conocimientos, en la que prevalezcan por siempre los principios éticos y morales.