En la actualidad, las mujeres son el sustento de crecimiento económico en sus hogares y naciones; según The Economics of Banking on Women (2019), la tendencia global de liderazgo femenino, ha crecido de manera significante, llevando a este género a alcanzar niveles de educación más altos, tener mejores oportunidades laborales y a controlar el 80% de las decisiones de consumo en el hogar.
A pesar de ello, para la Banca, es un reto lograr la inclusión financiera de la mujer en la economía del país, según el índice Global Findex, en el Ecuador, cinco de cada diez ecuatorianos no están integrados al sistema financiero formal; partiendo de esta estadística, es importante mencionar que el 42% de las mujeres ecuatorianas tiene titularidad de cuenta bancaria, que según el INEC, en el año 2021, el 46% de personas que obtuvieron empleo fueron mujeres y que a pesar de ello, el 67.8% de mujeres de la Población Económicamente Activa del país pertenece al grupo de subempleos, empleo no remunerado y empleo no clasificado.
Esto, nos lleva a plantear la siguiente pregunta ¿por qué es importante incluir a la mujer en el sistema financiero?, la inclusión financiera ofrece a la población en general, la oportunidad de impulsar el desarrollo económico y social de una nación, por tanto, la inclusión financiera de la mujer que obtiene ingresos, producto de su trabajo o emprendimiento, que mantiene ahorros activos en una cuenta bancaria, que accede a créditos y presenta independencia de recursos; contribuirá en el mejoramiento de la calidad de vida de los suyos e impulsará notablemente la economía de su país.
El empoderamiento y autonomía de la mujer junto a la equidad de género, puede impactar positivamente el crecimiento del Producto Interno Bruto del país, por poner un ejemplo, de acuerdo con datos de la Asociación de Bancos del Ecuador, en el 2021 el 59% de los trabajadores de la banca privada fueron mujeres. Adicionalmente, entre 2020 y 2021 la banca privada consiguió USD 882 millones de crédito para canalizarlo a micro empresarias, dueñas de pequeños y medianos negocios, así como también para emprendedoras.
Es por ello, que la banca privada debe continuar con el desarrollo e implementación de productos que permitan lograr una mayor inclusión financiera de las mujeres, así como también, minimizar las brechas que existen en el mercado laboral, promoviendo el empoderamiento femenino y ofreciendo mayores oportunidades de desarrollo, por lo expuesto aquí, me permito destacar que ningún país o economía puede superar sus desafíos actuales sin las mujeres, pues ellas engendran la vida.
Laura Paulina Ramón Zúñiga, MSc
Docente de maestrías modalidad online
