El área de Seguridad y Salud Ocupacional (SSO) ha cambiado mucho en los últimos años fruto de la evolución que han experimentado las organizaciones modernas. Así mismo, el profesional de SSO ha tenido que adaptarse a las nuevas formas de entender la empresa para satisfacer las necesidades que ésta tiene en cuanto a gestión de la seguridad y la salud laboral. Es indudable que los cambios son cada vez más rápidos, y hay que asumir esta dinámica y adaptarse. Entre los cambios principales que han afectado a la SSO en las organizaciones podemos destacar la innovación tecnológica acelerada que se aplica a todos los ámbitos de la empresa, el desarrollo e implantación masiva de las telecomunicaciones y la globalización de la información, las nuevas formas de empleo y de contratación, la rápida evolución en las formas de organización, y la internacionalización de las empresas dando lugar a interacción entre diversas culturas.
La formación especializada del profesional en SSO es algo relativamente reciente. De esta formación profesional, de carácter formal, debe encargarse una institución de educación superior capacitando a dicho profesional para enfrentarse al mundo laboral con una base de conocimientos y habilidades que le permita asumir sus labores de forma técnica y científica, aparte de la buena fe y el sentido común que siempre son necesarios.
La educación superior ha de “formar académicos, científicos y profesionales responsables, éticos y solidarios, comprometidos con la sociedad, debidamente preparados para que sean capaces de generar y aplicar sus conocimientos y métodos científicos, así como la creación y promoción cultural y artística” (Art. 13, Ley Orgánica de Educación Superior, literal c).
Así, las universidades deben ofrecer carreras que satisfagan las necesidades económicas, sociales y personales de los ciudadanos a través de los distintos trabajos y empleos y de las distintas organizaciones. Estas carreras deben procurar el desarrollo científico y tecnológico en pro del bienestar social y económico del país.
Según el principio de pertinencia (Art. 107, Ley Orgánica de Educación Superior), la oferta universitaria debe hacerse en función de las necesidades del país en cada momento de su desarrollo histórico, articulando su oferta docente, de investigación y actividades de vinculación con la sociedad, a la demanda académica, a las necesidades de desarrollo local, regional y nacional, a la innovación y diversificación de profesiones y grados académicos, a las tendencias del mercado ocupacional, a la vinculación con la estructura productiva actual y potencial, y a las políticas nacionales de ciencia y tecnología.
Por esto, las universidades deben estar continuamente revisando sus planes de estudio, ajustándolos a la realidad nacional y anticipándose a sus necesidades con el fin de poder proveer los profesionales que el país necesita. Los planes de estudio constituyen una forma de organizar el conocimiento estructurado en ciclos, materias y disciplinas que deben constituir un instrumento de progreso social y cultural, siendo uno de los componentes de este plan el perfil profesional del egresado.
Del mismo modo que esperamos que las decisiones, diagnósticos y tratamientos que prescribe un médico estén fundamentados en conocimiento experto, tecnologías precisas y teorías científicas contrastadas, así también debería esperarse del profesional de SSO un conocimiento experto basado en teorías científicas y en técnicas precisas. De ahí que la preparación formal, universitaria, técnica y científica en SSO y su gestión, sea una necesidad que el mundo actual exige a dichos profesionales.
José García Arroyo