En la actualidad, la educación no solo se enfoca en la adquisición de conocimientos académicos, sino también en la formación de ciudadanos íntegros y responsables. En este contexto, la cultura de la legalidad juega un papel fundamental en la vida escolar, siendo una herramienta clave para promover la ética, la integridad y los valores en el entorno educativo. Los colegios, como instituciones formadoras, tienen la responsabilidad de inculcar estos principios en los estudiantes, y los docentes somos actores clave en este proceso.
La cultura de la legalidad se refiere a la adhesión voluntaria a las normas y leyes que rigen una sociedad, basada en el respeto por los derechos y deberes de cada individuo. En el contexto escolar, esta cultura se traduce en la construcción colectiva del código de convivencia, un conjunto de normas que regula la conducta de todos los miembros de la comunidad educativa. El objetivo es crear un ambiente donde prevalezca el respeto mutuo, la justicia y la responsabilidad, elementos esenciales para la formación integral de los estudiantes y alcanzar el perfil de salida del currículo nacional.
La ética y la integridad son pilares fundamentales de la cultura de la legalidad. La ética se refiere a los principios que guían el comportamiento humano, mientras que la integridad se manifiesta en la coherencia entre lo que se piensa, se dice y se hace. Citando a Juris (2020), “la cultura de la legalidad es la base sobre la cual se construye una sociedad justa, donde las normas no solo regulan el comportamiento, sino que también reflejan los valores compartidos por la comunidad”. En el ámbito escolar, estos valores son esenciales para el desarrollo de un ambiente de confianza y respeto, donde cada estudiante se sienta valorado y motivado a actuar correctamente.
Como docentes, tenemos la responsabilidad de ser modelos a seguir para nuestros estudiantes, demostrando en nuestras acciones diarias los valores de la ética y la integridad. Este compromiso va más allá de la enseñanza de contenidos académicos; implica la promoción activa de una cultura de la legalidad a través de diversas estrategias.
Es fundamental que la promoción de la cultura de la legalidad en los colegios sea un esfuerzo coherente a nivel institucional. Esto significa que todos los miembros del personal, desde la dirección hasta el personal de administrativo, deben estar alineados en la promoción y aplicación de las normas y valores establecidos en el código de convivencia. Solo así se podrá garantizar un entorno donde la legalidad, la ética y la integridad sean verdaderamente parte de la vida cotidiana.
Adela Cortina destaca la importancia de la cultura de la legalidad en el ámbito escolar al afirmar que “la escuela no solo es un lugar donde se transmiten conocimientos, sino un espacio crucial para formar ciudadanos que comprendan y respeten las normas
como un reflejo de los valores éticos que sustentan una sociedad justa” (Cortina, 2013, p. 56).
En la formación integral de los estudiantes, el desarrollo de competencias o habilidades para la vida es tan importante como la adquisición de conocimientos académicos. La cultura de la legalidad, centrada en la ética, la integridad y el respeto a las normas, es un componente esencial en la construcción de estas competencias. Los colegios, como espacios de formación, no solo preparan a los estudiantes para el éxito académico, sino también para enfrentar los desafíos de la vida diaria de manera responsable y ética.
Las competencias para la vida incluyen un conjunto de habilidades necesarias para interactuar de manera efectiva en diferentes contextos sociales, laborales y personales. Entre ellas se encuentran la capacidad de tomar decisiones éticas, la resolución de problemas, la comunicación efectiva, el trabajo en equipo, y la gestión de emociones y conflictos. Estas habilidades son fundamentales para el desarrollo de ciudadanos responsables, capaces de contribuir positivamente a la sociedad.
La cultura de la legalidad proporciona un marco sólido para el desarrollo de competencias para la vida, ya que promueve un entorno donde los estudiantes pueden practicar y fortalecer estas habilidades de manera segura y guiada.
Los docentes jugamos un papel crucial en la integración de la cultura de la legalidad con el desarrollo de competencias para la vida. Al modelar comportamientos éticos y respetuosos, y al proporcionar a los estudiantes oportunidades para practicar estas habilidades, podemos ayudarles a internalizar estos valores y aplicarlos en su vida diaria. Cuando diseñamos estrategias de aprendizaje que incluyen técnicas y métodos como simulaciones y juego de roles, proyectos colaborativos, nuevas formas de evaluación: reflexión y autoevaluación,
La cultura de la legalidad no solo es fundamental para mantener un ambiente escolar ordenado y justo, sino que también es esencial para el desarrollo de competencias para la vida en los estudiantes. Al integrar la enseñanza de la legalidad con el desarrollo de habilidades como la toma de decisiones éticas, la resolución de conflictos, y la comunicación efectiva, los docentes preparamos a los estudiantes para enfrentar los desafíos del mundo con integridad y responsabilidad; así contribuimos a la formación de ciudadanos capaces de vivir y prosperar en una sociedad basada en el respeto por la legalidad y los valores éticos.
Juris, J. (2020). La cultura de la legalidad y la justicia en la educación. Editorial Educación y Sociedad.
Cortina, A. (2013). El quehacer ético: La guía en el ámbito escolar. Editorial Tecnos.
Docente de Posgrado: Maestría y Doctorado UEES
Investigadora del centro de Investigaciones UEES
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