Cada año, el avance tecnológico pone a disposición de las empresas equipos, herramientas y dispositivos vanguardistas que transforman la manera de producir; permitiendo ganar eficiencia y productividad. A pesar de esto, la demanda de trabajo sigue siendo considerable en los diferentes sectores, en donde, las exigencias físicas y mentales de las tareas tienen tal magnitud que superan las capacidades de los trabajadores, generando principalmente daños en el aparato locomotor.
Lamentablemente, estos daños conocidos como patologías músculo‒esqueléticas afectan principalmente la columna vertebral y las extremidades superiores, dándose con mucha frecuencia en el ámbito laboral. Este problema está presente en el sector primario (agricultura, pesca y minería), en el sector secundario (industria manufacturera, química, textil, siderurgia, producción de bienes de consumo, alimentación, etc.) y en el sector terciario (servicios de limpieza, hostelería, administración, etc.) (Álvarez-Casado et al, 2009).
Aquí es donde la Ergonomía ingresa como propuesta para reducir la incidencia de estas patologías, la cual tiene el propósito principal de alcanzar un balance entre la productividad del sistema y la salud laboral de los trabajadores, esto se logra a través de herramientas (metodologías) que realmente permiten determinar la probabilidad matemática de la ocurrencia o no del daño.
En la actualidad, en la red se puede encontrar un sinfín de información, formatos y demás relacionados a metodologías sin criterios rigurosos o fiables que son utilizados erróneamente para la evaluación de riesgos ergonómicos.
Para esto, todo profesional de seguridad y salud debe tener claro el siguiente principio: siempre emplear metodologías con fiabilidad y validez que permitan demostrar la asociación entre el nivel de riesgo ergonómico y la probabilidad de aparición del daño osteomuscular. En el Ecuador el Instituto Nacional de Normalización (INEN) ha traspuesto normas internacionales ISO relacionadas con ergonomía como son: ISO TR 12295, ISO 11228 en sus 3 partes, ISO 14738, entre otras. Estos documentos contienen las metodologías con la validez y fiabilidad necesaria para determinar la probabilidad de daño debido a la exposición de riesgos ergonómicos físicos.
Por todo lo mencionado, es importante y conveniente recurrir a información científica, que permita evidenciar una gestión de orden técnico, práctico, real y alcanzable para que los resultados sean confiables y contribuyen como base para los rediseños de puestos de trabajo, de tal manera, que impacten positivamente en la salud de los trabajadores y en la productividad del sistema.
Edwin Regalado
Docente
Máster en Ergonomía Laboral