Contrario a la idea común de que los murciélagos son plagas, una investigación revolucionaria realizada en los manglares de Santay demuestra que son verdaderos guardianes del equilibrio ecológico. El estudio, liderado por Natalia Molina, docente investigadora de la UEES, en el Programa de Investigación Biodiversidad Sostenible del Manglar al Coral 2021-2050 fue desarrollado en colaboración con investigadores de la Universidad de Guayaquil, Jaime Salas, Tania Paz Andrea Au-Hing y Carlos Restrepo un experto internacional del Instituto Potosino de investigación de México, utilizando grabadoras ultrasónicas de última generación para acceder al fascinante universo sonoro de tres especies insectívoras. Los resultados fueron publicados en la prestigiosa Revista de Biología Tropical bajo el título “Acoustic characterization of the threatened bat Neoeptesicus innoxius (Chiroptera: Vespertilionidae) and two sympatric species in Western Ecuador”, consolidando los hallazgos como contribución científica de alcance internacional.
Durante 30 noches de trabajo de campo entre 2019 y 2022, el equipo registró y analizó 163 señales de ecolocalización del Neoeptesicus innoxius, especie endémica vulnerable del occidente ecuatoriano, además de estudiar otras dos especies de amplia distribución: Myotis nigricans y Molossus molossus. Los investigadores descubrieron que el Neoeptesicus innoxius posee una extraordinaria capacidad adaptativa: modifica inteligentemente sus emisiones acústicas según el entorno donde se desplaza, combinando componentes de modulación rápida (FM) y de frecuencia casi constante (QCF) para ajustarse tanto a los laberintos complejos del manglar como a los espacios abiertos de pastizales y humedales. Esta plasticidad acústica subraya su ingenio evolutivo y su importancia como controlador biológico natural. El trabajo de campo también generó un impacto social significativo: los investigadores conectaron con la comunidad local, especialmente con niños de Santay, transmitiendo conocimiento científico y desmontando prejuicios ancestrales que han estigmatizado injustamente a estos animales durante generaciones.
Esta investigación marca el comienzo de un objetivo ambicioso: crear la primera “sonoteca” regional, una biblioteca de referencia que albergará todos los sonidos de los murciélagos ecuatorianos. Este archivo sonoro, junto con las descripciones detalladas de los parámetros espectrales y temporales de cada especie, se convertirá en una herramienta invaluable para futuras investigaciones y para el diseño de estrategias de conservación efectivas adaptadas a cada hábitat. Isla Santay, reconocida como Área de Importancia para la Conservación de Murciélagos (AICOM), ahora cuenta con referencias acústicas que permitirán programas de monitoreo más precisos, incluyendo no solo los manglares sino también los pastizales y humedales donde estas especies se alimentan y se desplazan. La iniciativa liderada por Molina y su equipo interdisciplinario demuestra que la verdadera protección de la biodiversidad comienza con el conocimiento profundo de nuestras especies nativas, invitándonos a escuchar, comprender y valorar a quienes vuelan en la oscuridad.