El espacio urbano es el reflejo de una sociedad, que se desarrolla en base a las realidades de sus individuos. Durante la historia, el espacio público ha sido escenario de la vida de los habitantes de una ciudad, de expresiones culturales, de protestas, pero también el espacio destinado al disfrute de los ciudadanos.
Así como los distintos aspectos se han visto afectados por la pandemia del COVID-19, el espacio público no ha sido la excepción. Durante el inicio de la pandemia, sus calles acostumbradas a sus peatones, se convirtieron en calles vacías, en parques y plazas sin niños y adultos. Es cuando se vuelve fundamental recordar que los habitantes de una ciudad son sus protagonistas, y sin ciudadanos no hay ciudad. Esta consecuencia producida por el confinamiento, permitió recobrar la importancia del uso del espacio público, y además de ello, repensar su desarrollo. Tal como menciona Norman Foster, históricamente las ciudades emergen de las crisis, indistintamente de ser pandemias, plagas, terremotos, incendios. Es así que, en ciudades como Londres o Nueva York, luego de la epidemia del cólera, se produjo un gran crecimiento de distintos equipamientos urbanos en beneficio de sus habitantes.
Con el pasar de los meses, y la reactivación de las diferentes actividades, comienzan a notarse cambios en el uso del espacio público, considerando al peatón como su principal actor. Ya no es inusual ver las aceras tomadas por mobiliario de locales privados, lo que brinda una mayor relación entre lo público y lo privado, o lo interior y lo exterior. Más allá de ofrecer una experiencia al usuario, brindando un espacio al aire libre, más seguro en cuanto a medidas de bioseguridad, permite el contacto directo con la ciudad, creando así un sentimiento de pertenencia.
Las ciudades no deben convertirse en lugares de paso de los habitantes, deben ser escenario de la vida de ellos. Las circunstancias han acelerado las tendencias (teletrabajo, compras online, etc), que no son nuevas, sino que se han visto magnificadas. Si bien ya se ha venido repensando a las ciudades con espacios para el peatón, hoy se piensa y los habitantes lo exigen, ciudades con más áreas verdes, con más plazas, con más espacios destinados al transporte sostenible, espacios que podrán ofrecer, mediante el uso de tecnologías, nuevas experiencias.
La ciudad es escenario del encuentro social, y el arte urbano es parte esencial de esta. El generar espacios o permitir a los artistas urbanos mostrar su arte y destreza en lugares seguros, genera un empoderamiento del espacio público, a la vez que fomenta el arte en nuestra ciudad, sin exponer su vida y la de los espectadores en un espacio vehicular. Así mismo estas acciones brindan, una vez más, experiencias a los transeúntes que buscan recrearse en las calles de la urbe.
Las ciudades deberán ser la respuesta a proyectos integrales, de tal manera que se pueda lograr la visión de ciudad anhelada por todos: una ciudad inclusiva, sostenible, resiliente y segura.
Natalie Wong Chauvet
Decana Facultad de Arquitectura y Diseño
